jueves, 25 de noviembre de 2010

RECUERDOS DE LIMÓN: Tarta de limón

Tarta de limón
Parece que se acerca el final de un nuevo proceso de curación. Despues de casi ocho años hemos vuelto a estar de hospitales en la familia. Pero como digo, ya estamos terminando. Por estas conexiones nerviosas que uno no entiende me he acordado de esta tarta que hacía mi madre cuando teníamos una merienda, una invitación o simplemente le apetecía algo especial de postre. En casa siempre ha sido un éxito y a todos nos hace recordar cuando éramos más pequeños, más inocentes. La he hecho con los limones de secano de mi padre y sólo he cambiado en la receta el molde, así la he podido sacar y que se vea tan bonita. El merengue esponjoso y la base tan cremosa son un festival para el paladar. A mi madre le encanta y me he acordado mucho de ella mientras la pensaba, la hacía y me la comía. Cuestión de asociaciones mentales. Gracias Mamá.

Ingredientes:
  • 1 paquete de galletas María
  • 100 gr de mantequilla 
  • 800-1000gr leche condensada
  • El zumo de 2 o 3 limones, depende de si te gusta más o menos fuerte, y de la natidad de zumo de los limones
  • 3 huevos, separados
  • 120 gr de azúcar blanca
Método:
1.- Calentar el horno a 180ºC al menos 10 minutos antes de meter la tarta en el horno
2.- Picar las galletas y la mantequilla con ayuda del robot de cocina hasta que esté fino y homogéneo. Si no tienes, puedes usar el método tradicional del rodillo, hasta que estén finas y mezclarlas después con la mantequilla derretida
3.- En un molde de tarta de los de cristal(o desmontable si luego la quieres exponer bonita, pero tendrás que forrar el fondo de papel de horno) de unos 22- 25 cms disponer las galletas picadas u darle forma de base de tarta con ayuda de un vaso pequeño o algo similar. Los bordes de galleta deben tener unos 2-3 cms de alto
4.- Mezclar la leche condensada con las yemas de huevo. Añadir el zumo de limón poco a poco hasta conseguir el punto de sabor deseado. Dispner en el molde
5.- Batir las claras hasta que se rompa la estructura y estén algo espumosas. Añadir el azúcar, una cucharada cada vez y dejando que se integre completamente antes de echar otra, hasta conseguir el punto de nieve que forma picos parecidos a la nieve, brillantes y llamativos. Ponerlo sobre la tarta con ayuda de una cuchara (o de una manga si buscas un efecto más espectacular). 
6.- Meter al horno unos 35 minutos. El merengue debe salir dorado.
Deja enfriar completamente antes de servir, al menos 4 horas en la nevera.



martes, 9 de noviembre de 2010

LA ALIMENTACIÓN DE MIS HIJAS

Mis hijas comen en el comedor de su colegio. Los menús han sido siempre bastante satisfactorios y ellas lo disfrutan salvo excepciones (no les gusta la tortilla de patata, ni la del cole, ni la de la abuela, cosas que pasan). Este año la cosa ha cambiado un poco. Desde hace tiempo hago más hincapié en el consumo de producto nacional, por supuesto que hay excepciones, pero en la alimentación básica no tengo duda. Sí además sumamos el conocimiento de la producción de muchos de estos alimentos que entran en la cesta de la compra, la cosa se complica e ir al super es un poco difícil. Pero al final merece la pena.
Con lo que mis hijas comen en el comedor no puedo tener tanto control, pero al menos puedo intentar  que algunos productos del menú escolar como el pescado no sea de procedencia nacional, ¿qué mejor control que el de los servicios sanitarios españoles de toda la cadena de producción del pescado de piscifactoría que se van a comer?, y esto sin entrar en otras consideraciones que podemos encontrar aquí o aquí o aquí. Os aseguro que esto ha hecho ponerme más alerta en lo que comen mis hijas en el comedor y no olvidar que este forma parte de su alimentación durante casi 9 meses al año. No se que éxito obtendré, pero el de la información seguro.
El vídeo que os dejo puede ser un poco utópico, pero ahí está la realidad. Siempre hay que aspirar a algo mejor. Y para los que vuestro hijos van a un colegio UNESCO razón de más para intentar hacer algo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

DÍA DE TODOS LOS SANTOS

No soy una gran amante de la celebración anglosajona de la noche Halloween. Tampoco puedo decir que la festividad española sea mi pasión. Si tuviera que quedarme con algo de esta fecha sería con la de los mexicanos. Me encanta como rinden culto a sus antepasados, cómo los recuerdan y cómo siguen formando parte de su vida. Quizá en España podríamos reunirnos este primero de noviembre y celebrar junto a una buena comida (que es lo que de verdad nos gusta). Comer junto a nuestras personas queridas y rendir un homenaje a las que ya no están y que en algún momento significaron algo para nosotros. Hacer una comunión entre lo real y lo divino. Durante todo un año somos capaces de pensar en cuantos años hemos cumplido o cuantos cumpliremos y aún así dedicamos un día especial a celebrarlo. A las personas que ya no están tambien las recordamos en muchas ocasiones y olvidamos dedicarles un rato de reflexión. Sólo recordamos que ya no están. Creo que el año que viene no se me pasará esta fecha sin recordar todo lo bueno que nos han ido dejando, aunque sea triste hacerlo. Elaborar esos platillos que nos evocan el pasado y ofrecerlos como legado a los del futuro. Tal vez así tenga más sentido que mis hijas me pidan galletas de murciélago o pastelillos de momia.